domingo, 17 de abril de 2011

Domingueadas

Yo creo que me se vender. La Juliana Periodista de algún modo garpa, uno presupone que se trata de una mina inteligente, leída, a la cual le importa poco lo fútil, que intenta marcar la diferencia, ser alguien, llamar la atención del mundo, denunciar, participar.
Al final de cuentas todos intentamos reflejar una imagen que puede alejarse, o no, de quien verdaderamente somos. Claro que leí unos cuantos libros, y que cuando abro esta boca, intento que sea en consecuencia de mis actos. Pero después... después es verdad, también, que me aqueja lo que le aqueja a todo el mundo, a la arjonera y al metalero, al bailarín y al que se queda sentado a un lado, fumando, mirando el horizonte y esperando que su halo de misterio capte la atención de la multitud. También es verdad, y no reniego, de que paso horas frente al espejo intentando parecerme a la de la foto, es verdad que no siempre hago lo que mas me gusta, porque también es verdad que me importa pertenecer. Y quiero pertenecer porque quiero participar.
No se puede vivir afuera del mundo, sépanlo, jóvenes, que se creen que inventaron a la gallina y al huevo. Si no te metés adentro de la máquina, la máquina te devora y te desecha, sin dejarte ser producto, aunque sea una vez.

martes, 12 de abril de 2011

I'm thinking in the rain

Bueno, volví a pensar en estas pibitas, las bloggers, las que intentan serlo... los temas reiterativos sobre penes, perfumes, cremas, dietas, amigas, y demás burradas me tienen hasta la coronilla, pero eventualmente alguno de esos tengo que tocar ya que son parte de la vida de todas las féminas... y de unos cuantos pibos también.
Recién estaba en la ducha, poniéndome el shampoo y llegué a la conclusión de que puede haber amor y no compatibilidad. Y puede haber compatibilidad pero no amor. Yo estoy pasando por las segundas, mi amiga por las primeras. Está enojada, sabe que no es justo esto de quererse y no tener que contarse. De esperar el llamado que no llega, de recibir el mensaje cuando una esta durmiendo o cagando y que nunca exista un momento de los dos. En mi caso los momentos eran todos, las risas eran siempre cómplices y compartidas, el sexo como un buen juego de tetris, las charlas siempre profundas, interminables, los silencios siempre acomodados en el momento justo, la bocanada de humo, el hueco entre el hombro y el cuello y mi cabeza ahí: exacta.
No duró y si bien lloré como una magdalena ahora entiendo porque, y también entiendo eso que él decía... que no iba a durar. Que no tenía que durar. Que había algo que no estaba y por mas que intentábamos jugar a que si, la ausencia era evidente.
Me voy de viaje y a pensar. Necesito estar a miles de kilómetros de distancia para entender porque yo estoy allá y el acá y cuando vuelva todo va a seguir siendo así. La distancia es virtual, uno elige si está lejos o está cerca y a mi no me queda mas remedio que alejarme para terminar de comprender. Y al comprender cerrar, porque es imposible abrir la ventana si la puerta sigue abierta, entreabierta o esperando a ser abierta. Habrá que poner ladrillos, habrá que mudarse, habrá que cambiar los vientos, dejarse llevar por una ráfaga o por otra.